domingo, 15 de abril de 2012

"Que sea imposible no implica que vaya a rendirme"

Estamos en un mundo injusto. En un mundo hipócrita y egoísta. En un mundo que tiene prejuicios y clasifica a las personas. Y es que, este mundo del que hablo, se olvida de que en él existen PERSONAS.
Porque algunos tienen mucho, y otros no tienen nada. Porque unos tienen 4 o 5 coches, y otros no tienen ni zapatos. Unos van a restaurantes, y compran el vino más caro que encuentran para disfrutar de su sabor único. Otros mueren de hambre.
Y todo esto se resume en dinero y poder.
Hay dolor, hay hambre, hay asesinatos, hay violencia, maltrato, enfermedades, hay lágrimas, y hay gente que no tiene fuerza ni para llorar.
No consigo entender el porqué de esta diferencia. El porqué se cataloga a las personas por su sexo, religión, su forma de vestir, sus estudios, su familia, su barrio, su ciudad o su país. Incluso por el color de su piel.
Es una locura. Es triste. Es nuestro mundo y estamos condenados a la autodestrucción. Porque mientras un  niño nace, otro trabaja de sol a sol porque sus padres no le pueden dar de comer. Y mientras otro estudiar en el colegio las tablas de multiplicar, otro coge un arma y aprende a disparar contra su propia gente.
Porque en un mismo país un padre de familia está en paro y apenas puede permitirse pagar la hipoteca, y un jefe de estado se gasta un dineral en cazar elefantes.
Porque en ese mismo país se manipula a la gente, y se juega con ella al antojo de los de arriba.
Porque algo que sobra en este mundo es miedo. Miedo a perder lo poco que te puede llegar a quedar, miedo a luchar por algo mejor. Pero ultimamente, a raíz de la comunicación y de los avances, se empieza a ver la realidad. Y se cambia el miedo por ganas de justicia.
Leyes injustas, delincuencia, mala gente.
Odio, rencor, avaricia, falta de sensibilidad. Hemos llegado a crear una sociedad en la que cada día se ve morir gente en las noticias. Se ve como les matan. Y seguimos mirando la televisión, como si nada.
Una sociedad en la que se comercia con la dignidad de las personas. Una sociedad que se entrega al consumo. En el que se cambia la salud por los vicios. Que se valora más el físico que el interior. El sexo que el amor. La fuerza que las palabras.
Que mientras tú ves Sálvame y te enteras de la vida de 'famosos' contada por un grupo de personas que lo único que han hecho en su vida es ridiculizarse a ellos mismos y meterse en la vida de los demás, otros intentan sacarse una carrera de periodismo, y no les servirá de nada. Porque vale más liarse con un torero que estudiar toda tu vida.
¿Yo? Yo que voy a contar. Tengo 16 años y no tengo ni idea de la vida. Todo esto es simplemente lo que veo día a día. Y visto lo visto, confirmo lo que he dicho al empezar. Estamos en un mundo injusto.
Y aun así, hay cosas maravillosas. Gente buena, y personas con un corazón que no les cabe en el pecho. Personas que quieren cambiar todo esto y que sacan fuerza para hacerlo.
Mi padre una vez me dijo que es el momento. Que los jóvenes son los que cambian las cosas. Que tienen que tener ganas de discutirlo todo, rebatir todo. Y realmente conseguir que todo sea un poquito mejor.
Yo le voy a hacer caso. Lo voy a intentar. Y voy a seguir a ese grupo de personas que hacen felices a otras… que tienen principios y que no se venden. Que respetan y razonan.
Yo quiero ser de esas.

                                      

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