Me veo sola. Aburrida de mi misma. Me veo insatisfecha. Me veo sin ganas, sin fuerza. Me veo con ojeras y demasiado desgastada por lo días. No me veo. No soy yo. Soy una imagen de domingo… dolida y gris.
Me veo en madrugadas y entre lágrimas.
Me miro a mí misma, y no tengo nada que ver.
Sé que si me preguntan qué tal, siempre voy a contestar que bien.
Sé que si tengo que sonreír, lo haré. Si tengo que sacar alegría de donde no la hay, lo haré. En apariencia. No por mí, sino por no dar pena.
Ganas de irme de aquí, ganas de dejar de hacer lo que estoy haciendo, ganas de mandarlo todo a la mierda. Pero sin ganas de hacer ese esfuerzo.
Pena porque lo que creí invencible ha sido vencido. Rabia por no saber si volveremos a ganar.
Volver a la realidad e intentar dejar de vivir en un constante estado de… “algún día todo saldrá bien”.
Pierdo esperanzas, y gano desconfianza.
Doy cariño, y creo no recibir nada.
Duele. Claro que duele no tener lo que necesito. No tener lo que quiero.
Se deshace, se rompe. Me deshago, me rompo.
Quiero que pase el tiempo para que todo esto se vaya, para que mi vida vuelva a fluir y no me sienta atrapada en la ru(t)ina.
No sé qué hacer. No sé qué pensar. Ni que escribir.
Irme a dormir, olvidarme de todo.
Sé que hay gente que igual me necesita… pero ¿qué voy a hacer yo si ni siquiera sé cómo ayudarme a mí misma?
Nada ayuda. Todo cambia. Nadie mira por nadie. El orgullo y la soberbia se les comen por dentro.
Ya no sé si soy yo la egoísta.
No sé donde se quedaron las sonrisas. La calidez de los recuerdos.
Sólo pido salir de aquí. De este estado de nervios y ansiedad. De debilidad.
Lo intento. Os juro que lo intento.
Sé que es una época. Sé que la vida es muy puta y que me quedan golpes y palos. Sé que me queda mucho por delante. Es difícil pensar que nada es para siempre. Que todo es relativo. Que la vida es lo que pasa mientras yo sigo aquí, en el sitio de siempre, con una forma de mirar las cosas diferente.
Años. Meses. Segundos. Giros.
Giros… Movimientos bruscos que me descolocan y hacen que me sienta totalmente fuera de mi propia vida. Gritado por dentro, y apretando los dientes por fuera.
Con los ojos llorosos y alguna lágrima que se cae. Pero mirando hacia delante con la esperanza de que todo pase. De que vuelva a ser yo quien pueda sonreír por mí misma. Quien no sufre por los demás, porque los demás no sufren.
Quiero volver a sonreírle al mundo. Quiero volver a rozar el cielo, y no a mirar hacia arriba, dejando de lado las cosas que hay abajo. Quiero poder volver a mirar el lado positivo de las cosas.
Quiero, y no puedo.
Impotencia, rabia y pena.