Pero esas sombras que ahora mismo intentas mirar son las
personas que primero te han querido. Con toda su fuerza y toda su alma. Esas
personas son tus padres. Valóralos como se merecen, porque te han dado su vida
para que puedas vivir la tuya.
Poco a poco iras descubriendo al resto de la gente. A tu
hermana, tu compañera en la vida y una amiga que te regalará momentos increibles y únicos. Vendrán todos a ver como a nacido una niña.
Vendrá tu familia. Tus primos, tus tíos, tus abuelos… amigos de la familia y
demás.
Y poco a poco iras creciendo entre ellos. Unos se irán y
ni siquiera te acordarás de algo que hayan hecho por ti. Otros, justo en el
mismo instante que se hayan marchado, sabrás que los echarás de menos toda tu
vida.
Vas a ir creciendo. Y la verdad, todo se va complicando.
Ya de muy pequeña vas a saber lo que es llorar y sentirte diferente al resto.
Quizá demasiado pronto. Pero tranquila, todo se supera, y más si te queda toda
la vida por delante. Ah, y no tengas miedo. Te van a ayudar cueste lo que
cueste.
Y va a llegar un punto en el que pienses que no
encontrarás a nadie que te quiera de verdad. Nadie que vea lo bueno en ti. Pero
no valoras las cosas… no todo se reduce a ese círculo en el que quieres entrar.
Pasa de ellos, no merecen que pidas por las noches que te acepten.
Y si conoces a gente nueva que te hace sentir mal, que te
rompe la autoestima, intenta ser fuerte.
No dejes que te hagan daño. Ellos no saben lo que tú tienes dentro.
Y sobre todo, sigue viviendo, aunque pierdas las sonrisas
muchas veces. ¿Sabes lo bueno? Que con pequeños detalles las iras recuperando.
Poco a poco vas a cambiar. Y todo eso que has pasado, se
va a borrar. Y vas a descubrir que la vida no es un drama. Que no vives en una
película. Que tienes que dejar de verte como te ves y reconocerte a ti misma.
Encontrarás cosas que te cambiaran. Maestros de la risa, que
harán de ella una forma de vida.
Y gracias a ellos todo va a dar un giro.
Y un día te levantarás y verás todo de otro color. De un
color 28 que hace que salga el tipo de sonrisa más sincera que existe.
Y a partir de ahí vas a modificar tu forma de ver la
vida.
Vas a descubrir que las cosas van mucho más allá de tus
problemas, y que hay cosas mucho más graves.
Sabrás que es la amistad y lo que es que se preocupen por
ti. Y sabrás lo que es preocuparte y la rabia de ver lágrimas en una persona
que quieres. Conocerás la impotencia de querer ayudar y no poder. Distancia.
Apreciarás más los te quieros y los abrazos.
Y cuando mires atrás, te darás cuenta de que eres
totalmente diferente. De que en sólo unos años has aprendido mucho. Y lo más
importante, sabes que aun hay muchas cosas por cambiar, y muchas maneras de
mejorarlo todo.
Mirarás al futuro con un poco de miedo. Pero te
tranquilizará saber que al igual que te queda mucho por sufrir, también te
queda mucho por lo que ser feliz.
Así que, lo único que te puedo decir, es que no olvides
lo que un día has sido, lo que eres, y lo que te ha hecho llegar hasta ahí.
No olvides a todas las personas que te han marcado en la
vida. Y cuida a los que te hacen feliz.
Y sobre todo, no olvides quien eres y quien quieres
llegar a ser.
Te quiero mucho. Porque eres la única que va a seguir en
mi vida siempre y en todo momento. Porque tú, eres yo. Y toda esa vida, es la mía.
Y tú eres quien estará 16 años después escribiéndote una carta a ti misma.
Y si habéis llegado hasta aquí leyendo, aparte de tener
mucha paciencia para leer este testamento, sabréis que esta carta no tiene
destinatario. Sólo sale de dentro. Y creo que si todos hiciésemos eso alguna
vez, nos entrarían muchas más ganas de vivir. Porque una carta sobre nuestra
vida, se queda corta. Pero es un buen resumen para demostrarnos que, a pesar de
todo, ha valido y vale la pena seguir adelante, y escribirnos otra vez dentro
de mucho para decirnos que hemos llegado a la meta y que la vida, como dijo un
genio, puede ser maravillosa.