domingo, 24 de junio de 2012

El silencio. Siempre el silencio.

Uno de los sonidos más relajantes que conozco es el del ventilador por las noches de verano.
Es bonito saber que aun hay sonido en tu vida.
También me gusta levantarme y mirar por la terraza mi calle. A las 4:01 de la mañana, por ejemplo. Lo ves todo tan calmado… tan relajado… en paz.
Parece que no hay nadie más que tú, y que podrías gritar tan alto que retumbe en toda la ciudad, y no pasaría nada, porque nadie se podrá quejar.
Pero también da un poco de miedo.
La calma de la noche es seguida por el amanecer con sueño, con ganas de desaparecer.
La luna a veces es la única que entiende como te sientes.
Pero ella no escucha, sólo observa y te alumbra.
A mí la oscuridad me da un poco de miedo. No me gusta no tener un mínimo de luz. Me siento muy indefensa. Pero a veces en la vida nos sentimos un poco a oscuras, ¿no?
Pero ella, mi luna, siempre está. Da el equilibrio en las noches.
Por el día la gente parece más fuerte, y mucho menos vulnerable. Pero cuando llega ese momento en que la luz se va y aparece la soledad que el sueño de los demás supone, somos totalmente frágiles. Y eso sí que da miedo.
Yo ahora mismo lo soy. Me siento así. Pero ¿qué más da si en unas horas saldrá el sol y todo se volverá a mover?...
Aunque creo que llevo un poco de noche siempre dentro. Más que de noche, de madrugada.
Pero como todos, me pongo armadura.
Todas las personas de este mundo tienen cicatrices ocultas que nadie más ha visto, y que probablemente si alguien las descubre, será realmente afortunado.
En mi caso tengo, claro que tengo. Pero están tan dentro que a veces ni sé cuáles son, y en noches como estas me golpean.
Aunque si son cicatrices, es porque esas heridas cierran, y como todo, se guarda en el cajón de cosas que debo superar. Y una vez superado, seguir hacia delante.
Fuerza y valor. Y quien diga que en su vida no ha tenido esto miente. Hay que ser muy valiente para superar noches como esta, y firmo porque vosotros también las habéis tenido.
Dormir está sobrevalorado. La vida está construida con noches en las que los sentimientos están a flor de piel.
Escúchate, entonces, y recuerda. Sobretodo recuerda. Cosas buenas y malas. De lo vivido se aprende. Y de lo aprendido se comete más errores. Y así sucesivamente.
Cierro los ojos y escucho el ventilador. Sonrío. Y cuando los abro me encuentro muchas palabras unidas que dan forma a algo que siento ahora mismo.
Qué bonito es poder sentir.
Qué bonito es poder llorar y reír.
Qué bonito es vivir.

domingo, 10 de junio de 2012

¡No hagas ruido!

¡Sh! No la despiertes, ¿no ves que está durmiendo?... ¿No ves que está fuera de aquí? Mírala, allí, lejos.
Déjala, está cansada. No hagas que abra los ojos. No quiero que lo vea. Que vea nuestro mundo destrozado por nosotros.
No quiero que me pregunte por las guerras, por el hambre. No quiero que me cuestione que las personas son buenas.
No quiero que piense que no hay esperanza para nosotros y que tarde o temprano esto explotará.
Déjala, vive en su mundo, está llena de esperanzas y de ilusiones… no quiero que las pierda al darse cuenta de que con una sonrisa no vale, y que no hay finales felices.
No me apetece que me pregunte si es verdad que somos capaces de unirnos para celebrar un gol, pero no para ayudarnos a salir a delante.
Déjala, está en paz. Para ella no hay avaricia ni soberbia. “Por dentro es de colores”.
Mírala, escucha como respira, incluso a veces sonríe.
¡No, no hagas ruido! No rompas su sueño… no quiere saber nada de dolor o tristeza. Que no, sigue pensando en príncipes y princesas, en castillos y gente mala que al final es derrotada por la buena.
Sigue creyendo que es especial y que nadie podrá lograr hacer que caiga.
Sigue viendo como hay gente que daría lo que sea por ella, y que nunca le van a fallar. No la molestes, que no descubra que hace mucho que le faltaron.
Sigue pensando que todo va a salir bien y que sólo es cuestión de tiempo que llegue el equilibrio.
No la interrumpas, en sus sueños está arreglando el mundo.
¿Ves? Cree que es capaz de cambiar lo que nunca se ha cambiado. Mira, ahora ha fruncido el ceño… quizá ha encontrado un poquito de realidad en su fantasía.
No permitas que vea como la gente lo pasa realmente mal. Como existen las enfermedades, como existe la muerte, y como se destrozan vidas.
No quiero que lo vea… que vea a ese mendigo de la esquina, al lado del supermercado, sí, ese que siempre sonríe cuando le echan una moneda y deja ver que sólo le quedan tres dientes. Ese que tiene un perro, y que en cuanto consigue comida, en cuanto puede, le compra una mantita para que no tenga frío… ¿Puede ser que le importe más un perro que él mismo?... Quizá eso le dé algo de esperanza.
Que no cruce la esquina, que se encontrará con ese chico rubio, alto, que no pasará de los 20 años. Ese que come de la basura y que revuelve las bolsas hasta encontrar algo mínimamente limpio. Que se lo lleva a la boca y no mira a su alrededor nunca. Porque no quiere que vean como está hundido.
Ey, mira, se está moviendo… está abriendo los ojos… has hecho mucho ruido.
Bueno, igual tienes razón. Quizá despertar no está tan mal. Quizá lo que quiere es vivir... y puede que lo correcto sea luchar. Puede que haya aun gente que valga la pena. ¿Pero y todo ese dolor en el costado? Igual no cicatriza nunca.
Siempre me han dicho que hay que ser optimista, que hay que tener "energía positiva", y sentimiento. Que siempre hay que tener la frase en la cabeza, esa de... todo va a salir bien. 
Malas rachas son seguidas de buenas. Lágrimas de sonrisas. Rabia de tranquilidad. 
Puede que este mundo no esté tan mal como dicen... y es que, hay cosas buenas.
Hay mañanas que huelen a mar. Hay tormentas de verano. Noches en las que encuentras el lado frío en la almohada y te sientes totalmente a gusto. Hay personas que te tranquilizan y te abrazan sólo escuchando su voz. Y hay otras que te cogen de la mano y te ayudan a avanzar. Mientras, te hacen aprender a cada paso, rien y te hacen reir, y te aseguran que todo, absolutamente todo, tiene su lado bueno.
Hay olores, colores, miradas, sonrisas, números, letras, nombres, palabras.
Hay gente increible. Por las que merece la pena creer en la fuerza humana.
Mira, ya está despierta...

Buenos días, ¿qué tal has dormido?...