¿Amigos? He llegado a dudar de ellos.
De que existan realmente, de que estén presentes. De que
no sea una palabra sin más… de que
realmente las personas puedan llegar a establecer un vínculo más fuerte que los
problemas, que el dolor, que las discusiones, el orgullo y la prepotencia. Más
fuerte que el ego. Mucho más fuerte que tú mismo.
Porque creo que poco a poco he ido descubriendo que es la
amistad y he llegado a confiar en alguien más que en mí.
Y dejar de lado el “yo” el “mis problemas” el “mi vida”,
para pensar en “sus heridas ahora también son las mías”.
Y lo mejor es cuando te sientes totalmente respaldada.
Cuando te das cuenta de quién te cuida, y de quien se preocupa realmente.
Y llegan esos momentos que todos tenemos. Esos baches en
los que la soledad es la única amiga que encontramos. En los que olvidas todo
lo vivido, y te centras en ese momento… ese momento triste y vacío, en el que
las lágrimas son tus compañeras.
Pero entonces aparece. Aparece como si realmente le
hubieses llamado pidiendo ayuda. Y sonríes, porque esa persona ni se imagina lo
que le agradeces que haya decidido acordarse de ti.
Y te levantas. Porque es mucho más fácil si hay alguien
que te da la mano. Y día a día luchas porque sabes que lo haces por algo. Porque
ahora tus heridas son las suyas, y no quieres ni por un segundo que lo pasen
mal. Por ti, y por ellos. Por tus amigos. Por los de verdad.
Y los que te demuestran que esa palabra no importa. No
sirve de nada. Podrían borrarla y no pasaría absolutamente nada. Porque no hacen
falta etiquetas, ni nombres, ni calificativos. Te das cuenta en cuanto lo
sientes. Porque hay personas que realmente aparecen en el momento menos esperado
y de la manera menos esperada para hacerte ver que no estás sola.
Que aun a las 5:39 de la mañana puedes sonreír pensando
que has encontrado a unas personas que de verdad te quieren.
Personas que te hacen sentir mejor persona y que hacen que
seas feliz.
Amigos, amistad. Personas que te acompañan en tu vida y a
las que solo les pides eso. Que te acompañen.
Personas por las que daría realmente mucho. Muchísimo.
Porque sin su apoyo, todo sería mucho más difícil.
Porque sin su risa, todo estaría más vacío.
Y porque sin su cariño, la vida es mucho más complicada.
Y es que, son algo único. Son como cosquillas en la
espalda.